"La gente ignora el diseño que ignora a la gente"
— Frank Chimero
En un mundo en el que tenemos tantas herramientas tan accesibles y en el que nos animan a cometer errores constantemente para mejorar, es muy fácil tomar la decisión de lanzar nuestra idea sin tener un sistema en mente y sin haber conocido al usuario.
Lanzarse así a la tangibilización de una idea puede ser un proceso peligroso para la vida del producto o servicio. Porque de una u otra manera si no existe un panorama en el que se conocen las necesidades, los anhelos y las barreras de las personas, siempre van a existir huecos en la interacción del usuario con el producto o servicio, ya que no está soportado por un sistema que los resuelva. Esto provoca que los usuarios abandonen el interés o peor, que les cause una mala experiencia.
Por eso es importante considerar una etapa para prototipar las ideas antes de reproducirlas en un estado definitivo, ya que nos ayuda a ver cómo es la experiencia de las personas involucradas en relación con el producto o servicio.
Debemos tener en mente que al prototipar estamos poniendo en prueba una serie de suposiciones que queremos confirmar y si estas salen a partir de otra suposición es muy sencillo que se derrumben, pues los resultados de la validación serán enfocados en aspectos técnicos, estéticos, o de gustos personales. Esto no aporta valor a la experiencia del usuario y hace que sea un proceso desgastante, en el que es difícil encontrar la razón de por qué el usuario no lo valora. En cambio, si las suposiciones salen de un sistema que conoce bien a los actores involucrados, la prototipación se convierte en un proceso con un mejor enfoque y con resultados orientados a resolver sus barreras y cumplir sus necesidades.
Por eso la etapa para prototipar debe desarrollarse de manera estructurada y con objetivos claros. A pesar de que no existe un sólo camino para prototipar, debe existir una mentalidad para hacerlo.
Antes de comenzar a diseñar el prototipo es importante establecer una serie de lineamientos o reglas que lo determinen, de manera que todas las decisiones que se tomen estén centradas a lo que necesita el usuario. Esto ayuda a que se tenga en mente qué es lo que el prototipo quiere resolver y por qué lo quiere resolver.
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Recuerda que un prototipo te ayuda a validar la experiencia del usuario, el diseño no debe ser preciso en este momento, pues van a surgir mejoras en la experiencia. Hacer un diseño de alta fidelidad puede ser muy costoso en tiempo, energía y dinero para obtener resultados superficiales y por lo tanto poco valiosos.
Identifica los momentos y las emociones de los usuarios al interactuar con tu prototipo. No sugieras al usuario cómo funciona para no intervenir ni sesgar la veracidad de la información que obtengas.
Recuerda no anticipar las respuestas del usuario, si quieres conocer la razón de su comportamiento apóyate de preguntas que generen conversación, evitando las preguntas que afirman alguna suposición, por ejemplo “¿Lo hiciste de cierta manera porque es más rápido?”. Evita preguntar respuestas y enfócate en los por qués “¿Por qué lo hiciste de cierta manera?”.
Rolf Dobelli habla del Confirmation Bias en su libro “The Art of Thinking Clearly” y se refiere a la acción de desconocer nueva información que contradice nuestros puntos de vista actuales, es decir, cuando recibimos información que no se alínea con lo que creemos solemos desacreditarla y la consideramos como casos especiales.
Ignorar estos “casos especiales” pueden limitar el desarrollo del producto o servicio que quieres validar, es por eso que debes prestar más atención a éstos. Valora si son necesarios para el mejoramiento de la experiencia o si simplemente son una opinión personal.
Puede ser complicado desprenderse de una idea a la cual se le ha invertido mucho, ya sea tiempo, energía o dinero, Dobelli habla de este error como Sunk Cost Fallacy y menciona que sucede cuando buscamos consistencia en las cosas o situaciones, pero debemos mantener la mente clara para poder evaluar la permanencia de una idea.
En Brodmann nos apoyamos de diferentes herramientas, con diferentes niveles de alcance para prototipar soluciones y lo hacemos cuando buscamos responder preguntas alrededor de cómo funciona un concepto, cómo es la relación del concepto con su entorno, qué soluciona para el usuario o qué emociones vive el usuario durante la interacción.
Los resultados que se buscan tras prototipar un producto o servicio deben construir un camino para mejorar la experiencia, no solo para mejorar la apariencia.