If you must use the word, here is the best definition: Innovation is significant positive change. [...] It’s something you work towards achieving on a project.
— Scott Berkun
Busquen en Google una definición de innovación. Les garantizo que no van a encontrar dos iguales. Innovación o innovar son conceptos demasiado fáciles de definir porque cada quien lo hace y entiende de acuerdo a su propio contexto. Se toma a la ligera su definición y es así que encontramos:
Pensamiento innovador cuando nos piden que pensemos diferente, sin ataduras, que nos volvamos locos, pero terminamos desechando las ideas riesgosas.
Solución innovadora cuando queremos decir que buscamos algo nunca antes visto pero seguimos haciendo lo mismo de siempre.
Producto innovador cuando buscamos producir algo que nos dé una ventaja competitiva y nos haga destacar pero no demasiado.
Empaque innovador cuando quieren vendernos la idea de que el diseño de empaque nos resuelve la vida pero sólo es un rediseño de imagen.
Organización innovadora cuando esperamos generar cambios internos pero no queremos que cambien mucho las cosas.
Empresa innovadora cuando nos sentimos anclados en el pasado pero queremos cambiar actuando igual que siempre, con los mismos procesos.
Estrategia innovadora cuando queremos hacer algo diferente pero sabemos que la idea acabará muriendo por una pobre implementación, sin recursos.
Es difícil definir “innovación” pero podemos intentar hacerlo. Innovación es identificar un problema, visualizar su solución y tender un puente de estrategia entre los dos para implementar la idea con éxito. Es así que en Brodmann entendemos la innovación como un proceso de transformación que busca facilitar un cambio significativamente positivo al pasar de un estado actual a uno ideal.
Para lograr esta transformación debe seguirse un proceso estratégico. Un proceso estratégico de innovación funciona cuando se apoya en dos polos: el análisis y el diseño. El análisis sirve para cuestionar y conocer el estado actual de una situación mientras que el diseño sirve para imaginar y crear el estado ideal. Para lograr la transformación (el cambio significativamente positivo) es necesario contar con una pauta estratégica que conecte ambos polos a través de la implementación. Desglosemos por partes esta idea del proceso estratégico de innovación.
Todos sabemos lo difícil que es reconocer la necesidad de cambiar algo en nuestras vidas o empresas. La necesidad de pasar de un estado actual a uno ideal puede tomar muchas formas. Puede ser que una organización tenga un clima laboral tóxico, que genera muchas deserciones, y se quiera mejorarlo para retener al mejor talento. O que una empresa busque fortalecerse ante la entrada de nuevos competidores, o nueva legislación, desarrollando nuevas capacidades y habilidades en sus equipos de trabajo. También puede ser que alguien detecte una oportunidad de negocio y necesite crear un nuevo producto o servicio para apropiársela. Y así muchos casos más que afectan tanto a empresas como organizaciones. Sin embargo, el dolor de cabeza es que las organizaciones y empresas no están preparadas para explorar estos escenarios por sí solas. En gran parte de los casos el talento laboral y capacidades de la organización están enfocados a operar y administrar lo que ya es conocido. Así que terminan por intentar transformar la situación aplicando herramientas familiares, obteniendo obviamente resultados ordinarios.
Generar un cambio significativamente positivo se traduce como generar algo valioso para uno y todos. El rango de resultados que ayudan a identificar que un cambio significativamente positivo ha sido valioso pueden ir desde adoptar pequeños cambios personales de alimentación que nos ayudan a bajar un par de kilos, a diseñar una nueva cultura organizacional en la empresa con la que arreglamos un mal clima laboral. Lo importante de un cambio significativamente positivo (concepto desarrollado por Scott Berkun) es que el resultado de la transformación genere algo positivo y valioso, empezando por uno pero buscando ayudar a todos los involucrados en el problema original.
Uno puede decidir hacer ejercicio con la idea de bajar de peso pero si la dedicación a los entrenamientos acaba afectando el desempeño laboral o las relaciones personales, no está siendo positivo ni valioso. Por más que te sientas bien físicamente no estás generando valor. Lo mismo aplica para una empresa o una organización. Una empresa puede buscar crear un nuevo producto o servicio copiando lo que hace su competencia pero si al hacerlo busca producirlo o entregarlo a un menor precio (siempre una terrible estrategia), ahorrando costos con materiales de baja calidad (aún peor estrategia) y pagando mal a sus empleados (la peor de todas), generará un producto asequible pero de baja calidad que no genera valor. ¡Con el añadido seguro de un mal clima laboral!, lo cual por cierto sería terrible para un servicio. Aunque la empresa esté creando algo “nuevo” no estaría haciéndolo a través de un cambio significativamente positivo para sus clientes ni empleados. No estaría generando valor.
Aplicando un proceso de innovación estratégica pueden diseñarse soluciones que generen auténtico valor que terminen diferenciando a una empresa, un producto o un servicio. ¡Esa sí es una buena estrategia!
Cuando una empresa se embarca en un proceso de innovación estratégica para generar cambios significativamente positivos en sus organizaciones, modelos de negocio, productos o servicios, cuenta con dos polos y un puente: análisis, diseño y estrategia. El análisis busca conocer el presente, el estado actual de las cosas, lo que está mal y puede mejorarse. Es el paso que todos deberían dar antes de aventurarse a resolver cosas: reflexionar y entender la situación. Puede ser revelar un problema interno en una organización, identificar una amenaza latente en el mercado o una oportunidad de negocio por adoptarse. Del otro lado del proceso de transformación se encuentra el estado ideal y qué mejores herramientas para imaginar el futuro que las de diseño. Con diseño se pueden resolver problemas de forma creativa, mejorar las habilidades de equipos y organizaciones, reformular modelos de negocio, encontrar nuevas formas de generar de valor, diseñar experiencias de servicio. El puente de la estrategia es el que termina uniendo estos dos polos de análisis y diseño para lograr la implementación de las soluciones e ideas.
Es así que en Brodmann, entendiendo la innovación como un proceso de transformación de un estado actual a uno ideal, ayudamos a las personas, organizaciones y empresas a pensar de forma innovadora a la vez que creamos cambios significativamente positivos.